lunes, 27 de febrero de 2012

Tommy al Bat


México D.F., (diablos.com.mx) 27 de febrero.  EL doblete conectado contra Max Lanier el 28 de junio de 1946 le abrió nuevamente las puertas de la fama al “Brujo” Rosell, quien se convirtió en el hombre del momento en la Liga Mexicana y en todo el deporte de México. Al siguiente lunes en el muy escuchado programa de radio “Lunes Deportivos Casino” por la gran estación de radio XEW fue elegido Rosell el “Deportista de la Semana” por su gran hazaña contra Lanier, recibiendo un trofeo para recordar aquel gran momento.
No había  quien no hablara del doblete de Rosell por esos días y en el suplemento dominical del diario La Afición de Fray Nano, dos domingos después, apareció la historia en ocho dibujos en una misma página los momentos que precedieron, el gran batazo del Brujo y los momentos de gloria al final del partido.
Los nuevos aficionados que no lo habían  visto jugar en la década de los treinta cuando fue un gran estrella del Agrario de la capital, era ahora admirado por todos nuevamente.
Muchos, sin embargo, hablaron del factor suerte, que Rosell se había  encontrado con el premio gordo con solo poner al bat. Le trataron  de quitar mérito indicando que fue un suertazo que el Brujo lograra ese gran momento inesperado que años más tarde aseguraría su lugar en el Salón de la Fama del Beisbol Profesional Mexicano.
Pero no iba a ser una llamarada de petate ya en la hora del retiro porque el manager Ernesto Carmona llegó  a la conclusión que si Rosell le pudo dar un gran batazo a Max Lanier podría hacerlo contra otros pitchers. Y lo volvió a utilizar de emergente en ese 1946.
Y Rosell volvió a cubrirse de gloria el dos de septiembre en Tampico cuando ya estaba terminando la campaña y los Rojos necesitaban con desesperación ganarle al lider Alijadores para tratar de alcanzarlo.
Un partidazo en Tampico que fue un duelazo de 1-0 hasta que llegó la novena entrada y con “Cochihuila” Valenzuela en la lomita a tres outs de la victoria.
Sin embargo los Rojos tuvieron su magia acostumbrada en la parte alta del noveno cuando Roberto Ortiz se voló la barda sobre “Cochihuila”, llamado el pitcher invencible en Tampico, para empatar el juego a una carrera. Fue uno de los más formidables jonrones que conectó el rey del cuadrangular en su paso por los Rojos y por la Liga Mexicana.
“Cochihuila” Valenzuela tenía una gran curva y en su propio palacio de Tampico le había empatado con un cañonazo de vuelta entera. Los Rojos siguieron atacando. Ya con dos outs en el noveno el zurdo americano de color, Felix McLaurin, conectó sencillo y se robó la segunda.
Fue entonces que Ernesto Carmona volvió a llamar de emergente al “Brujo” después que el catcher Salvador “Chico” Hernández recibió base intencional.
Nuevamente Rosell volvió a responder, ahora con una línea de hit al jardín central y el veloz McLaurin anotó la carrera que puso al México en ventaja de 2-1.
Para el cierre de la novena entrada el venezolano derecho Alejandro Carrasquel, que había relevado desde el octavo, puso cero y los Rojos siguieron en la pelea por el campeonato.
¿Suertazo del “Brujo” Rosell?. Ahora  con el hit de la victoria contra “Cochihuila” Valenzuela había convencido a todos que todavía podía batear, cuando acabó la temporada tuvo Rosell tres imparables en nueve veces al bat y el otro imparable se lo conectó al también formidable Daniel Ríos.
En su nueva despedida del Beisbol, Rosell le había conectado un doblete a Max Lanier y sencillos a Daniel Ríos y “Cochihuila” Valenzuela.
Fue un segundo aire inolvidable para Rosell que todavía en la campaña de 1947 tuvo una vez más al bat.
Dicen que lo que bien se aprende, nunca se olvida. Rosell también fue uno de los pitchers de aquel tiempo que podían batear bien, le daba un palo a cualquiera como lo pudieron decir todavía en 1946 pitcherazos como los tres citados.
El gran Dios le dio al “Brujo” Rosell  una larga vida de 93 años y los que éramos jóvenes aficionados allá por el año de la Temporada de Oro en 1946 le seguíamos pidiendo que nos relatara aquella gran tarde en el Parque Delta cuando le bateó  el doblete inolvidable a Max Lanier.
Y nunca se cansó de repetir y repetir aquel swing increíble.
FIN DEL RECUERDO